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Se llama Miquel Martorell, es arquitecto técnico y uno de nuestros colegiados. Tiene 74 años y se ha convertido en la persona de mayor edad en ascender a tal altura en el Everest. Superó los 6.000 metros tras conquistar la complicada cima del Chó Lha Pass (5.420 m) y el campamento base. Pero antes ya había alcanzado cumbres como la del Aconcagua (6.691 m), el Kilimanjaro (5.895 m), el Elbrus (5.642 m) y el campo base del Annapurna (4.130 m). Y todo comenzó con un infarto a los 42 años. Conocer su historia es amar un poco más el carácter de nuestra profesión.
Tenía 42 años cuando sufrió un infarto de miocardio. Sus médicos le recomendaron hacer ejercicio suave, caminar principalmente. Y comenzó una afición que nunca ha abandonado. Cada vez iba alargando sus paseos, que le llevaban desde Sueca hasta El Perelló o El Saler. Y poco a poco, se convirtieron en senderismo, con rutas que llegaban a abarcar toda la jornada. Y de ahí, al montañismo: «Empecé con las altas montañas hace aproximadamente unos doce años». Con más de 60 años.
LA PREVISIÓN, LA DECISIÓN, EL CUIDADO DEL DETALLE, LA EXPERIENCIA QUE NOS DA LA PROFESIÓN EN PLANIFICACIÓN, ORGANIZACIÓN Y SEGURIDAD SON FUNDAMENTALES EN LA MONTAÑA
Ser arquitecto técnico es sin duda un valor añadido para esta actividad, como para tantas otras. Los arquitectos técnicos son resolutivos, constantes, rigurosos y previsores. Y estas características son fundamentales. «La previsión, la decisión, el cuidado del detalle, la experiencia que nos da la profesión en planificación, organización… y seguridad. La montaña es peligrosa y, como en la obra, hay que evaluar y prevenir los riesgos».
Y en la aventura del Everest no fueron pocos. Desde el mismo vuelo en una renqueante avioneta de Katmandú a Lukla hasta una noche terrible en el campamento base: «Llegué muy cansado, no podía respirar, me atendieron durante toda la noche para que no me durmiera el guía y el sherpa que me acompañaban. Sin ellos no creo que estuviera hoy aquí». Fueron 6.020 metros, sin oxígeno, y un importante hito: Chó Lha Pass, un paso de cumbre a 5.420 metros de altitud, que se describe en publicaciones de alpinismo como «la caminata más increíble y desafiante que puedas imaginar». «Es un lugar impresionante», explica Miquel Martorell, «y peligroso, con un nivel de oximetría muy bajo, un lugar donde van a entrenar los profesionales para aclimatarse».
Y de ahí al campamento base, donde Martorell se convirtió en la persona con mayor edad en alcanzar esa altura. «Al menos, desde la pandemia y siendo no profesional. Desconozco si anteriormente hubo otros como yo·. Fue un reto cumplido, preparado, como cada uno de ellos, durante meses, incluso años. La aventura del Everest estaba prevista para abril de 2020. «Pero suspendieron todos los viajes y estuve año y medio esperando hasta que por fin me autorizaron».
MIENTRAS TENGA SALUD, LA VIDA ME RESPETE Y TENGA VIDA ÚTIL, ESPERO SEGUIR MANTENIENDO ESTA ILUSIÓN
¿Y ahora? Ahora Miquel, que sigue en activo como arquitecto técnico, disfruta de sus siete nietos, sus tres hijos, uno de ellos, Nacho, también arquitecto técnico, «y de la grandísima suerte de compañera que tengo», con la que lleva casado 50 años. Pero, por supuesto, además de la promoción de 157 viviendas que dirige, tiene nuevos retos en mente, «mientras tenga salud, la vida me respete y tenga vida útil, espero seguir manteniendo esta ilusión». Se trata de dos aventuras: la primera, una ruta en Argentina: el desierto de Atacama y desde Los Penitentes a Cabo de Hornos, 1.400 kilómetros andando. Y la segunda es todavía un bosquejo: Oceanía, «un pico alto en el continente que me queda».
Así es Miquel Martorell, nuestro colegiado y compañero que desde Sueca lleva con sencillez, sin ningún alarde, este espíritu indomable del arquitecto técnico por todo el mundo. Podéis escuchar sus vivencias en esta entrevista de Sueca Televisió.
Desde CAATIE Valencia creemos que la profesión impregna de un especial carácter que se crece ante los retos, profesionales y personales. Si has alcanzado algún hito personal, deportivo, cultural…, cuéntanoslo. Nos gustaría difundir vuestros logros entre los compañeros.